La obra “Investigación sobre la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones” es el título del libro con el que nace la Ciencia Económica en el año 1776. No es baladí este título. Refleja lo que ha inquietado a la Humanidad, en el campo económico, es decir, encontrar las fuentes de prosperidad que permitan acceder a un nivel de vida en el que el ser humano pueda desarrollarse plenamente.
Las fuentes de la riqueza, no cabe duda, son variadas siempre que el hombre sea capaz de descubrirlas y ponerlas en actividad creadora. Aquí, en estas líneas, se habla del turismo en sus vertientes ligadas a la naturaleza, a la historia, a la cultura, y al ocio. A sus efectos sobre la economía en general, al empleo, al embellecimiento de los lugares y a su contribución a la cohesión social.
Cádiz tiene una privilegiada situación geográfica que la ha conducido a ser receptora de turismo. Sus inmejorables playas han constituido una fuente importante de ingresos. Sin embargo, no recibe el número de visitantes que como ciudad histórica es acreedora.
La unión de un patrimonio natural e histórico debe conducir a un grado de coordinación y vertebración a la hora de elaborar una adecuada oferta que articule tanto diferentes servicios y activos como la comercialización y promoción de una imagen global urbana de Cádiz. Además, la cultura y el patrimonio histórico constituyen el fundamento de prácticas de ocio turístico en las ciudades. La denominada civilización del ocio del mundo actual tiene su fundamento, no por que se piense que los ciudadanos deban vivir sin el valor del trabajo y en continuo descanso, sino porque el ocio ha pasado a ocupar un lugar destacado en la jerarquía de valores de la sociedad contemporánea dejando de ser una característica de los extremos de la población (infancia y vejez). También, hemos de considerar el avance de las comunicaciones que permite el conocimiento de los bienes culturales in situ; que el mundo de internet todavía está en sus comienzos y no es rival sino complementario; que los jóvenes se interesan por las actividades culturales y que los bienes culturales, en su gran mayoría, carecen de movilidad.
Cádiz reúne una combinación adecuada de sol, playa, claridad, luz, cultura y patrimonio histórico. Podemos preguntarnos ¿por qué no tenemos más visitantes? ¿por qué pasan de largo?. Más bien no llegan ya que somos fin de trayecto o bien desembarcan y se van a Ubrique, Sevilla… o que se yo. ¿Es que tenemos solo el Carnaval, con ser la más señera expresión del humor fino de los gaditanos, y la playa?. Sabemos que poseemos un abanico de ofertas atrayentes. Así: los castillos, que deben dedicarse a actividades que conserven su construcción y función originaria; La Caleta, que Albeniz inmortaliza en sus Rumores de La Caleta; los restos de nuestras murallas con Las Puertas de Tierra; las torres en las azoteas desde donde se veían llegar las flotas de barcos procedentes de América; las casas–palacio que recogen la manera de vivir de la burguesía ilustrada y liberal gaditana, en los siglos XVIII y XIX; el casco histórico con esas típicas fachadas donde alternan, con cierta secuencia, cierros y balcones (por favor que no se eliminen cierros y los balcones adecentados no recojan herrerías estridentes); Santa María, La Viña y El Mentidero….. y tantas cosas. Qué decir de nuestra gastronomía con productos marineros tan singulares y de alta calidad. Conjugar el pasado con el presente mirando al futuro es el reto de una ciudad deseada. Definitivamente debe armonizarse una política turística capaz de ser un reclamo irresistible. Tenemos la obligación de hacerlo. Pero todos de la mano fruto de un revulsivo social. Solo la participación de todos los agentes sociales consigue alcanzar metas que parecen difíciles de lograr.
Necesitamos emprendedores y no autocomplacientes. Emprendedores son aquellos, como dice el economista Joseph Schumpeter que ven el futuro antes que otros y de él piensan los demás que está perturbado; no obstante, los hechos demuestran que tenía razón. No sabemos muy bien las causas de su existencia pero surgen y desaparecen como racimos. Propiciar las condiciones adecuadas para que florezcan debe ser aplaudido.
No podemos dejar de referirnos a las infraestructuras de comunicaciones. Sin ellas no es posible casi nada. El Foro de Debate 2012 ha hecho propuestas concretas integrando La Bahía. Si un territorio está mal comunicado sencillamente no recibe los visitantes que potencialmente debiera. Estas propuestas son necesarias para incrementar el flujo turístico y facilitar el acceso a Cádiz, tales como el túnel Cádiz-Puerto Santa María, la autovía ad Herculem y la circunvalación de la Bahía que acercaría las ciudades y el aeropuerto de Jerez. No digamos la importancia de un auténtico AVE que acerque el flujo turístico de Madrid a Cádiz. Una población de alrededor de 600.000 habitantes en el entorno de La Bahía, merece por derecho propio, tener una infraestructura viaria adecuada.
También es el momento de reflexionar sobre la repercusión en el turismo de otras Propuestas del Foro de Debate Cádiz 2012. Entre ellas, la declaración de Cádiz como Patrimonio de la Humanidad, la puesta en valor del patrimonio arquitectónico que da vida a una ciudad mágica, la definición de Cádiz como cuna y sede del constitucionalismo, la liberación del muelle actual para espacios de actividades turísticas, la creación de un puerto deportivo capaz de albergar grandes acontecimientos como la Copa de América y la Bienal de Arte Ciudadano como cita en todas las agendas del turismo nacional e internacional.
Somos conscientes de la importancia que tiene una buena proyección de los lugares como reclamo del turismo. Es el “marketing de los lugares”. Hagamos una imagen global de Cádiz atrayente y competitiva, como ahora se dice. Somos capaces de imaginarlo y de hacerlo realidad.
Publicado en La Voz de Cádiz. 17.05.08
